
Nos encontramos una sala llena expectante e impaciente por escuchar a Alejandro,que al fin y al cabo era el protagonista del concierto, ya que yo era el “invitado sorpresa”.
Alex estuvo en su línea habitual, cercano, comunicativo, comprometido. Nos fue desgranando lo mejor de sus repertorio, desde sus míticas canciones hasta las más modernas. En el “palomazo” (así es como aquí llaman a salir invitado en el concierto de otro) que me hice canté 3 canciones, “Años y prejuicios” y dos de las últimas, “Tanto” y “Un par de minutos”. Además de mi “palomazo”, también se hizo otro Makario, que además de ser uno de los dueños del “Ala de Colibrí” es un excelente trovador, que hizo un dueto con Alejandro cantando “Por si no te vuelvo a ver”.
A la finalización pudimos compartir bastante rato de charla (o “plática”, como dicen aquí”) interesantísima con los amigos espectadores del concierto, de los que guardo un excelente recuerdo y espero volver a ver más pronto que tarde.

Después de pasar la noche en un precioso hotel que nos reservaron y disfrutar de un excelente (y calórico, como casi siempre en México) desayuno, emprendimos viaje de vuelta al DF, en uno de estos comodísimo autobuses, que espero que algún día podamos tener en España.
México DF nos recibió con muchísimo frío, lluvia y uno de los habituales atascos de tráfico. Así que después de la agotadora jornada me marché al hotel a descansar, a la espera de una ilusionante nueva jornada.
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